4.12.09

PROYECTO DE REIVINDICACIÓN DE LA REALIDAD



Para empezar debemos darnos cuenta que nada tiene un sentido real e irrefutable. No ‘vivimos’ ‘aquí’ ni ‘ahora’, estamos en un plano diferente de la realidad, en un ‘momento’ en el que suceden cosas extraordinarias detrás de toda la maraña de ilusiones que conforman este plano que falásmente conocemos como realidad. Este plano, el que todos conocemos, está conformado meramente de espejismos convencionales. Nos auto convencemos de muchas cosas en un estúpido movimiento de convencimiento convencional que nos subyuga a planos inferiores de nuestro razonamiento, nos limita y nos obliga a banalizar todos nuestros actos que, naturalmente impregnados de la magia de la creación, del adanismo, terminan siendo basureados por conceptos como ‘el éxito’ y la ‘movilidad social’. No existe tal movilidad si no es entendido desde un plano espiritual y no existe tal espiritualidad si no se abandona definitivamente el egoísmo, comprendiendo egoísmo como la suma de predisposiciones destinadas a exaltar el ego, el yo, o el self jungeano. Sin pretender caer en religiosismos medievalistas me permito recordar la figura de cristo cuando dicta los pecados capitales: odio, envidia, pereza, avaricia, lujuria, gula y soberbia. Entiendo estos actos como las características del egoísmo que nos clavan a la tabla mundana de la mediocridad.


Es preciso partir por alguna parte.


Muchos han tildado al arte como satanista y comparto su opinión. El arte no es mas que otra de las realidades superpuestas a la base etérea y sutil del universo. Un lindismo que entretiene. No es que el Gran Hombre no se divierta o sea un ser parco y huraño por comprender la realidad, al contrario, su regocijo recae en su conciencia, no en su embotamiento de los sentidos, en su contemplación, no en su ceguera. El sabio es como un cuenco vacío en el cual todo puede ser contenido. El arte llena los espacios con figuras fútiles, carentes de semas significativos para el alma del receptor, no es más que un gran dispensador de orgasmos superficiales y esporádicos. El movimiento es sencillo, es el escoger con que se llena el cuenco, con plástico o con la nada eterna, la misma nada de la que está conformado el espacio interestelar, de plasma, de antimateria, de lo que existe entre el núcleo y los electrones de un simple átomo de hidrógeno: la nada que lo contiene y soporta todo.


Para el presente proyecto de reivindicación de la realidad propongo humildemente el primer paso a través de la reivindicación del arte como elemento divino y no satanico. El plan es ganarle terreno a la pseudorealidad que lo carcome todo, como en La Historia Sin Fin. Empezar con el arte y seguir con el resto, regresando a “Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar”. Y para esto llamo a un concilio en el que discutamos nuestro primer movimiento al que llamaremos: La destrucción de los falsos ídolos, y de los cuales propongo empezar por el mas grande: el Dinero.


Se reciben propuestas…


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